jueves, agosto 03, 2006

No quiero ser David Spritz

Hay cosas que dan bronca. Tal vez para algunos resulte una pavada mayúscula, pero qué bronca me da que no se haya estrenado en cine una excelente película como The weather man y que sólo podamos apreciarla en dvd (y pensar que se estrenó en cine una porquería como El libertino y, lo que es peor, que ¡fui a verla y pagué!).
Bueno, dejando de lado las puteadas contra las distribuidoras, diré que la película en cuestión es una amarga mirada sobre la existencia de David Spritz, un hombre que pasado los 40 no ha alcanzado nada de lo que se propuso: no pudo formar una familia (bueno sí, pero no es el ideal de “familia americana” justamente), detesta su trabajo, es un pésimo escritor (para colmo su padre es uno muy prestigioso) y no tiene idea de cómo sobrellevar la frustración (bueno, supongo que es imposible).
Gore Verbinski, un artesano de la industria que sólo hace buenas películas (Un ratoncito duro de cazar, Piratas del caribe 1 y 2, La llamada) se despachó con su mejor film, que si bien puede resultar muy diferente a los que había realizado anteriormente, comparte con ellos un rasgo en común: el haber sido realizados con un trabajo preciso en la puesta en escena, entendiendo este aspecto como la esencia del cine (algo que debería resultar obvio a esta altura y que sin embargo no siempre es tenido en cuenta). Verbinski no será un autor, pero sí es alguien que evidentemente sabe, entiende y disfruta del cine, por eso sus películas son siempre certeras y dan la sensación de haber sido realizadas con compromiso y no sólo como un mero producto para facturar. En The Weather man, además, suma una buena dosis de belleza a todos sus planos; belleza nada gratuita por otro lado, porque cada uno de esos planos es funcional y siempre son consecuencia de lo que le pasa a los personajes, a sus situaciones internas y sobre todo de las relaciones que se dan entre ellos (dos ejemplos: la imagen de David discutiendo con su ex mujer claramente divididos por la vereda y esos planos generales y desoladores en los que David y su hija se ven muy, muy pequeños).

Bueno, dejo de dar vueltas por estos aspectos formales para plantear lo siguiente. Cuando terminé de ver la película me pregunté por qué me había angustiado tanto. Por qué, estando bastante lejos de la edad y la situación de David, me sentí tan amargado, incluso asustado. En un momento pensé que era por el miedo que tengo de llegar a la edad de David en una situación similar a la suya, a llegar a ese momento de la vida cargado de sus frustraciones. Me pregunté si había algo de mi situación actual que me llevara a temer un futuro así. Y fue una mierda sentir eso. Pero felizmente recordé que el cine es el arte de la identificación y que si yo me sentía así era por la propia eficacia de la película. Sí, es así, fue por eso, puedo estar tranquilo, ¿no?

5 comentarios:

M. dijo...

Quedate tranquilo... ¿no?

Anónimo dijo...

Me gustó el nombre del blogg y por eso entré. No comparto la idea de que la buena pelicula es la pelicula eficaz, con la que nos identificamos, esa idea es un clásico.Pero me gusta leerte.
Saludos

Sebastián Nuñez dijo...

Mira que no dije que una buena pelicula es la pelicula eficaz ni aquella con las que nos identificamos. Tal vez sean las que mas me gustan o conmueven a mi, y como este blog es muy autorreferencial salio esa idea.

Anónimo dijo...

Tenés toda la razón.
Quería discutirte y después darte la razón.

happygilmore dijo...

Epa, epa, chequeando el sitemeter para ver de donde viene la gente que entra a mi blog me encontré con esto. Y bueno, como diría Karina Olga, "bienvenido" (?!?!?!). El post sobre The Weather Man me lo reservo hasta después de verla, así que espero que postees rápido. Ya ya te linkeo. Sólo pido una cosa a cambio: Que actualices el nombre de mi blog. Saludillos. Lo dejo a tu criterio (cuac).