lunes, abril 16, 2007

BAFICI (4)

Las mantenidas sin sueños (Vera Fogwill): Miseria, drogas, personajes patéticos y un guión demasiado presente que, justamente, resalta ese patetismo en cada línea de diálogo. Todos y cada uno de los personajes es orgullosamente idiota (salvo la niña, pero no cuenta ya que no se trata de un personaje cinematográfico sino de una construcción literaria y forzada por parte de los guionistas que nunca se vuelve verosímil). Ese regodeo en la falta de inteligencia sumados al desprecio por la belleza y la demagogia (los chistes de “humor negro” son ideales para ganarse al público cómplice) hacen de Las mantenidas sin sueños una experiencia tortuosa.

Canadá (Raúl Perrone): Perrone hiperminimalista. Muchos han dicho que se trata de un Perrone asiático, cercano a Apichatpong. Y algo de eso hay. Los primeros minutos me parecieron muy disfrutables. Las caminatas por el bosque, el paseo en bicicleta, pero poco a poco me fue ganando la incomodidad y finalmente no supe bien qué pensar. Creo que lo que más me gustó fue la presencia del actor oriental, que denotaba su carácter amateur en cada gesto, en cada acción, en cada palabra. Extrañamente se volvió lo más fascinante de la película. Un personaje único, imposible de describir, un gran acierto de Perrone haberlo elegido.

La línea recta (José María de Orbe): Más minimalismo, esta vez español pero con claros aires de Nuevo Cine Argentino. Para ser facilista voy a decir que es una especie de Rapado pero con un personaje femenino y casi sin humor. La película sigue a una joven en su trabajo, en las cosas que hace (o no hace) en su casa, en sus salidas, en sus charlas con el jefe o con un compañero de trabajo fanatizado con la tecnología. Nunca podremos adivinar qué le pasa, qué siente o qué piensa. La chica es la indolencia pura. Y es impenetrable. Ni siquiera podemos decir que se la ve amargada o disconforme. Nada de eso. Y entonces sin poder identificarnos con la protagonista vemos todo con cierta distancia y contemplamos lo absurdo de la vida cotidiana, lo feo que es vivir la mecánica moderna, lo angustiante que es levantarse todos los días en un mundo gris, lo triste que es conformarse con bajar música gratis o tener un celular última generación. Y lo bueno es que la película transcurre sin cansar y sin agotarse. Más que interesante.

Grande para la ciudad (Andrés Estrada/Juan Schnitman): De las más placenteras, tanto como esas bonitas canciones del grupo uruguayo Astroboy, protagonista de este documental. Los directores siguen a los integrantes del grupo en la grabación de su último disco (Big for the city) y descubren muchas lindas cosas: canciones hechas y canciones que se van haciendo, el tiempo compartido con amigos, la felicidad de estar dedicado exclusivamente a eso que nos apasiona, charlas sin importancia, un poco de metegol (fulbito, como dicen los uruguayos). Uno de los momentos más divertidos del festival es aquel en el que el guitarrista discute con el cantante sobre cómo suena la batería en un tema y de golpe, de la nada, en off, otro de los integrantes (creo que el bajista) dice algo así como que de ser Superman, en lugar de periodista hubiera elegido ser jugador de fútbol. Eso desencadena en una charla que hace olvidar la discusión y que termina en cualquier lado. El punto más alto llega cuando el guitarrista (que era el que más “enojado” parecía estar en la discusión) replica: “pero mirá si te descubren en el medio del partido y el técnico ya hizo los tres cambios”. No sé qué habrá querido decir, pero me causó muchísima gracia.

3 comentarios:

M. dijo...

Me quedé sin ver El hombre robado, Canadá y Grande para la ciudad... tres películas que al ver el catálogo tenía ganas de ver. Fuck.

Pero la otra porquería sí la vi... por favor alguien que le diga a Gastón Pauls que por más que intente "actuar", "hacer de" personaje medio afectado, sigue siendo el mismo pelotudo de siempre... o aún peor.

Germán dijo...

[url=http://www.festivalbafici.com.ar/]Feliz coincidencia...[/url]

Anónimo dijo...

realmente, lo más admirable acerca de todo esto de grande para la ciudad, es la grandiosidad de las huevadas q decís acerca de un filme sin sentido. Lamentable disco, lamentable revisionista...lamentable película.