lunes, abril 16, 2007

BAFICI (3) -Primeras Impresiones sobre Still Life-


Muy afectado físicamente por el cansancio y sobre todo por una gripe que estaba en pleno apogeo, el sábado me levanté temprano para asistir a la función de prensa de la que a priori sería una de las películas más interesantes del festival: Still Life, de Jia Zangh-Ke, sin duda uno de los directores más importantes de los últimos años. Y la verdad que no defraudó para nada. Still Life es, por un lado, áspera, difícil (es de esos films que nos piden mucho), opaca; y por otro lado es sensible, bella y fugazmente luminosa. El cine de Jia suele ser así porque sus historias sobre los cambios sociales, económico y culturales en China (para ser más preciso sobre los golpes que esos cambios implican para sus habitantes) son de una tristeza infinita pero también de un placer estético por momentos deslumbrante. Claro ejemplo es el comienzo de la película, una combinación de sutiles paneos y travellings que descubren rostros, cuerpos y objetos para poco a poco develar que se trata de un barco cargado de gente que parece escapar de la miseria en dirección a otra aun mayor. Finalmente la cámara se detiene en quien será uno de los protagonistas, Sanming que mira en sentido contrario al resto (también en sentido contrario al movimiento del barco). Todo se condensa en una sola imagen: un rostro y un cuerpo cansados, el mismo paisaje de fondo que luego será tan importante en el relato, y ese único gesto, esa única acción que tiene el protagonista como fuente de placer: la de encenderse un cigarrillo. Pocas veces algo tan pequeño como el acto de fumar se ha cargado de tanto peso dramático como en Still Life. Por eso cerca del final cuando Sanming se despida de sus compañeros y les ofrezca a cada uno de ellos un cigarrillo la emoción se volverá incontenible: Sanming ofrece lo único que tiene, el único bien consumible que el sistema parece dejarle (en realidad hay uno más: un celular con sus ringtones, pero ese se verá manchado por una desgracia) mientras su vida, sus lazos familiares, su pasado y su “lugar” son derrumbados.

Sin duda un film como este último de Jia merecen otro tipo de abordaje; estamos hablando de un cineasta de excepción cuyo trabajo formal amerita un estudio profundo y metódico. Material sobra: el trabajo que hace sobre el espacio (tal vez EL rasgo fundamental de su cine), la manipulación del tiempo (sus historias se oponen a los tiempos cotidianos del mundo), la fragmentación en el relato (en Still Life hay dos historias superpuestas y no paralelas), el uso del fuera de campo y del sonido... y mucho más. Los académicos pueden estar felices con la aparición de un cineasta como Jia, aunque su obra excede cualquier tipo de atadura intelectual.
Empecinado en retratar el devenir de China, Jia se convirtió en el gran cronista universal del devenir del mundo. Ningún cineasta es en ese sentido más contemporáneo que Jia. Sin embargo, no hay dudas de que sus películas (todas ellas vistas en diferentes ediciones de este festival) están destinadas a perdurar ya que apuntan al tiempo y no simplemente a nuestra época.

La obra de Jia según mis preferencias:
1) Unknown Pleasures.
2) Wiao-Wu.
3) Still Life.
4) The World.
5) Platform.
6) Dong (*).

* Este film es de alguna manera complementario de Still Life y también fue proyectado en el BAFICI 2007. Como no podía ser de otra manera es tan sofisticado y complejo como el resto de la obra de su director. Otro de los puntos altos de este año. ¿Alguien se animará a estrenar estas películas en condiciones adecuadas?

1 comentario:

M. dijo...

Discrepo apenas con vos en cuanto al orden de preferencia. Si bien no vi todas, Unknown Pleasures está en la cima lógicamente, pero Still Life en mi lista está por debajo de The World.