martes, marzo 11, 2008

Ver o perecer

Luego de un considerable retraso que impacientó a quienes esperábamos con ansias tener este volumen en nuestras manos, finalmente está disponible Espíritu de simetría, segundo libro -sin contar su obra literaria- publicado por Ángel Faretta después de que en 2005 fuera editado el resumen de su teoría del cine titulado El concepto del cine.

Espíritu de simetría (bellísimo título) reúne la totalidad de los escritos que el crítico y teórico –sería más apropiado llamarlo simplemente pensador- publicó en la revista Fierro entre los años 84 y 91, más un prólogo donde analiza y describe el contexto en el cual fueron concebidas esas notas y en el que también ajusta las cuentas consigo mismo ya que con el paso del tiempo y el desarrollo de su teoría algunas de sus viejas ideas, y sobre todo algunos de los directores que consideraba autores por aquel entonces, ya no se ajustan a su visión actual (en esa lista aparecen Wenders, Bertolucci, Scorsese y, generando el mayor desacuerdo con quien esto escribe, Eastwood). En ese ajuste de cuentas entran del mismo modo algunos escritores, ya que los ensayos también abarcan la literatura.
En esas páginas iniciales del libro – un Prólogo para argentinos- quedan claras las intenciones y el alcance de la teoría farettiana: no se trata de una mirada cerrada sobre el cine, sino que dicha teoría es también una teoría general estética y, sobre todo, una teoría crítica de la Modernidad. O sea que el sistema de pensamiento de Faretta es simétrico al del cine.

Además de ser el complemento perfecto de El concepto del cine, ya que ver las ideas teóricas aplicadas a películas y autores ayuda a entender mejor lo allí expuesto, Espíritu de simetría nos ofrece un plus que el libro anterior, debido a su naturaleza de resumen teórico de un sistema de pensamiento complejo y profundo, no podía ofrecer, y este plus, decimos, es la posibilidad de contemplar (disfrutar) la extraordinaria visión de Faretta. Porque si hay algo que lo destaca es la lucidez y brillantez con la que es capaz de mirar una película y desentrañar su puesta en escena. Si todo el saber del cine, de un autor, de una película nos es dado a través de la puesta en escena, es claro que nadie ha llegado tan lejos en el entendimiento de ese saber como Faretta. Los ejemplos para validar esta afirmación sobran; sólo basta recorrer el libro y ver la lectura que hace de las obras de Coppola, Carpenter o Cameron para darse cuenta de que ningún otro crítico, teórico o ensayista, ha alcanzado su profundidad, tanto en comprensión como en argumentación. Y eso que se ha escrito mucho sobre esos autores...

Certera, implacable, decidida, sin medias tintas, la obra de Faretta –con dos libros publicados- ya es accesible para todo aquel que se proponga entender (y no hablamos solamente de cine, claro está...).

Saber ver. De eso se trata. Como dice Teilhard de Chardin en la cita que da comienzo al libro: “(...) He aquí por qué, sin lugar a dudas, la historia del Mundo viviente consiste en la elaboración de unos ojos cada vez más perfectos en el seno de un Cosmos, en el cual es posible discernir cada vez con más claridad. La perfección de un animal, la supremacía del ser pensante, ¿no se miden por la penetración y el poder sintético de su mirada? Tratar de ver más y mejor no es, pues, una fantasía, una curiosidad, un lujo. Ver o perecer. Tal es la situación impuesta por el don misterioso de la existencia a todo cuanto constituye un elemento del Universo. Y tal es consecuentemente, y a una escala superior, la condición humana”.

A través de su mirada, Faretta nos ofrece –junto al Cine- algo que en estos tiempos es cada vez menos frecuente: la posibilidad de aprender a ver más y mejor.


http://www.djaen.com/

7 comentarios:

Ezequiel Villarino dijo...

Realmente imperdible! Se agradece la info sobre el tema en cuestión Seba.
Saludos!

Alcácer dijo...

Compré su libro anterior y leí varias de las entrevistas que le hicieron. Mientras más me familiarizaba con sus ideas más tontas me parecían. Cincuenta pesos es demasiado para un chiste.

Sebastián Nuñez dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Sebastián Nuñez dijo...

Creo que no tiene mucho sentido decir que hay ideas tontas, etc. Lo interesante sería decir cuáles y por qué lo son. O directamente enunciar ideas opuestas. Es fácil tirar frases como "es un chiste", sin decir, mínimamente, por qué.

Por otro lado, se esté de acuerdo o no, se lo acepte o no, ante pensamientos tan desarrollados, complejos y bien argumentados como los que nos ocupan en este caso, es difícil oponerseles sólo con frases provocativas.

Alcácer dijo...

No intentaba refutar a Faretta con mi simple provocación. Su ensalada jevi metal de cine y filosofía me resulta cómica, pese a compartir su canon de autores. Eso de que la sencillez es un disfraz, con lo que abría el libro anterior, me parece cierto, tanto como que lo oscuro, lo complejo (lo Oscuro y lo Complejo habría que decir) también lo son. La prosa es tosca, intrincada, rebuscada, como si así lo obligara la culpa por no haber nacido en Prusia doscientos años atrás. Aunque a nivel argumentativo se jacte de seguir un riguroso procedimiento lógico, el establecer utilizar la jerga y los formalismos de aquellos lenguajes voy a seguir pensando que habla pavadas; todo eso de pensamientos complejos y bien desarrollados aplicado a su obra me resulta insólito. Es medio Pierre Menard este Faretta. Muy romántico. En la revista Péndulo (o la Minotauro, siempre se me confunden) escribían Faretta y Pablo Capanna. Recomiendo comparar sus obras, para reconocer pensamientos bien desarrollados y todo eso.

Sebastián Nuñez dijo...

Minotauro era la revista en la que colaboraba. Su serie de notas titulas El cine como voluntad y representación, creo, son las más recomendables.

Desde ya que nuestras consideraciones son opuestas. Pero quiero señalar que hay algo en lo que decís que delata la muy errada lectura de su obra: cuando decís que es "muy romántico". En todos sus escritos Faretta evita caer en el romanticismo, en El concepto del cine lo dejaba claro desde el prólogo.
Lo de la culpa por no haber nacido en Prusia, es, simplemente muy gracioso (aunque seguramente mi risa vaya en sentido opuesto al buscado en la elección de esa frase). Y, simétricamente, esa apreciación lleva el mismo error de lectura que provocó la afirmación citada en el párrafo anterior.

Insitiría en lo de “pensamientos complejos y bien desarrollados”, incluso intentaría justificar esa idea. Pero estando disponible Espíritu de simetría, estaría de más. Ante ciertas evidencias y revelaciones, las palabras sobran.

Hernán dijo...

Gracias por el dato. Desconocía esta última compilación de Angel Faretta.
Saludos.