lunes, septiembre 17, 2007

Paja lyncheana (de tres horas para colmo...)

Inland Empire

Si "esto es el cine", evidentemente yo jamás vi una película en mi vida.

16 comentarios:

Anónimo dijo...

muy sutil de tu parte... jajaja

M. dijo...

che, qué tirabombas que sos.

a mi no me dieron ganas de lynchear todavía...

qué fea es La Señal, ayayay.

Alcácer dijo...

Vamos Sebaclint, carajo
Digale "NO" al consenso

Memoriasui dijo...

El fin de semana pasado fui a ver la última de la saga Bourne. Los 13 pesos que emancipé de mi billetera a regañadientes fueron bien gastados. Me dijo mi papá que van a hacer la 4, lo que no me presenta mucha lógica porque sé que los libros son 3, ¿sabés algo al respecto?.

En fin a mi me encanta Lynch y quiero ir a ver la nueva, pero habrá que ver... tengo que meditar seriamente antes de largar un par de mangos(??). Tal vez aguarde a que esté en video.


Saludos!
Danila.


PD: El chiste que subió Matías es de su autoría (sólo el chiste, Matías, como yo, no sabe dibujar ni un círculo). El dibujo es de Damon, mi concuñado, que dibuja muy bien, realmente.

El Criticon dijo...

No me gustan mucho las frases hechas y recicladas mil veces tipo "esto es cine", pero Inland Empire me parece una gran película.

M. dijo...

"esto es cine" sería una cosa, digo, hablaría de una necesidad de decir qué es cine y qué no, y tratar a esto como tal.
idea discutible, claro.

pero una frase caprichosa como "esto es EL cine" hace de la del mes de septiembre, la tapa más pelotuda de EA en bastante tiempo.

le tengo miedo a IE.

le tengo miedo al consenso.

Alcácer dijo...

Bueno, al menos no le mandaron "El imperio de los sentidos", que es coherente con los titulos trillados que pueden poner en la tapa.

"Esto es el cine": me gustaria que viesen las consecuencias del cine de Lynch (cortos de estudiantes, etc), un tipo que jamás puede ser escuela. La frase es, además, cínica, porque Lynch se termina en Lynch. Seguro que ni se dieron cuenta cuando la escribieron.

En fin

Anónimo dijo...

Si pero Bresson también era inimitable y las peliculas del francés tenian una honestidad que las de Lynch carecen. También tenian una ingenieria muy rigida, pero esa rigidez era inapreciable para el espectador común, al que solo le llegaba la profunda humanidad de los personajes.

Las de peliculas de Lynch® son como esos boxeadores que tienen gran alcance de brazos, neutralizan al oponente, pero jamas aportan a la pelea. GANAN, SON IMBATIBLES (INDISCUTIBLES!!). Pero son ideas que se cierran en si mismas.

Y SOBRE EL CONSENSO:
Hoy la forma de canonizar peliculas QUE TIENE LA CRITICA ya no se da a traves de enfoques renovadores, textos desafiantes...la critica de cine opera por consenso (ABULIA). "Levantemos la mano...a quien le gusto la de Lynch? uyyyy 90%. Estamos en presencia de una de las grandes obras maestras de todos los tiempos!" Lo cual es una groseria, porque lo que establece el caracter de obra maestra, es su vigencia en el tiempo (y eso cualquier critico lo sabe). Entonces es a traves del enorme consenso ("buscado" con cierta critica europea con la que se quieren establecer ciertos lazos de referencia) que ciertos autores ocupan un lugar de hegemonia en el cine mundial (Lynch, Van Sant, Haneke, Tsai, Pedro Costa, los Straub etc) pero sus peliculas jamas se discuten (no hay una noción apreciable (mas allá de lo evidente) por la cual se entroniza esos autores) y lo que es peor, no hay una real consciencia acerca de cual es el cine de nuestro tiempo (que no es el moderno, ese cine que inventó Rossellini hace 60 años). Es que ojala los cineastas actuales tuvieran la honestidad de Rossellini..

Ezequiel Villarino dijo...

Bué....
No sé si el disgusto es con IE de Lynch, con Lynch o con El Amante.

Sebastián Nuñez dijo...

Parece que el disgusto es con Lynch, y con la crítica en general que le festejó Inland Empire de forma unánime.
Mi disgusto es con Lynch. Con esta película.
En cuanto a la crítica, puedo decir que sí, que me llama muchísimo la atención tanto consenso. Imposible encontrar algo que cuestione aunque sea mínimamente la película. Y casi imposible encontrar también en alguna de las críticas favorables que digan algo mínimamente interesante. Puedo decir que decir que sólo la de Porta Fouz en El Amante y la de cineramacritic me parecieron que tenían algo para decir, aunque creo que tampoco terminan de poner en relieve las valores por los cuales I E sería una obra maestra. Ambas están escritas desde el entusiasmo, desde lo pasional, sobre todo la de JPF (supongo que a eso se debe el título de tapa de la revista, un exceso poco feliz sin duda) y de alguna manera tratan de extender las sensaciones que provocaría la película. Pero se hace difícil encontrar en ellas una "lectura", una búsqueda del "dibujo en el tapiz"... En realidad creo que es imposible eso en esta película esteticista. Mera y crasamente esteticista. Lo discutible, El punto, es para mí que lo esteticista es una degradación en cualquier arte, y Lynch es el campeón del cine degradado, que hoy por hoy parece ser muy festejado.

PD: Le digo no a Pauline Kael, je.

Anónimo dijo...

Sebaclint, no entiendo el término "esteticismo" que empleas para calificar la película. A ver, voy a intentar una interpretación. Decís que es esteticista porque prioriza los recursos técnicos y/o estéticos para generar planos e imágenes impactantes en desmedro de una idea de narración? Es decir, según tu crítica, ¿Lynch estaría usando o abusando de esos recursos y colocándolos en una posición de tal preeminencia y autonomía que no se subordinan al relato, o a una concepción del mundo, o a lo que fuera? Sería algo así? El problema que observo en ese tipo de crítica es que de una manera autoritaria exigen una sola forma de entender el cine, aquella que subordina las imágenes a una especie de racionalidad si no narrativa, al menos cercana a la idea de causalidad (acción - consecuencia), posición que creo yo cercena cualquier otra forma de expresión cinematográfica que no esté acorde con esa lógica. Que Guillermo Hernández o cualquier otro tipo de crítico perezoso asuma esta posición la entiendo, pero no que ese tipo de crítica venga de gente cinefila que reclama la osadía en el cine. A mi entender, la crítica a Inland Empire no puede partir de esta concepción del cine como instrumento (o lenguaje) puesto al servicio de un relato, o una concepción del munid, o una idea, etc. Es un cine que, haciendo uso de todos los recursos de este arte (tanto genérico como estéticista), se aleja del cine, y se acerca cda vez más a la experiencia cinematográfica más primtiva, la de las sensaciones,los sentimientos y los miedos más intensos que pueden llegar a generar generan las imágenes en movimiento. Lynch libera el cine con esta experiencia cinematográfica que es IE, por eso creo que es una obra maestra.

Sebastián Nuñez dijo...

Bartleby (con el permiso de Melville):

Como esteticismo no entiendo nada misterioso. Algo es esteticista cuando busca o alcanza (premeditadamente o por “azar”) lo “bello” (o lo que se entiende como tal) como un fin en sí mismo. O sea cuando se toma a una obra como autónoma, como cosa en sí y no como representación simbólica. A ver, no es muy diferente lo que dice el diccionario: “actitud de quienes, al crear o valorar obras literarias y artísticas, conceden importancia primordial a la belleza, anteponiéndola a los aspectos intelectuales, religiosos, morales, sociales, etc”.
En definitiva, el esteticismo es un ejercicio vacío y efímero (lo contrario al arte, cuya otra parte, aquella que evoca la superficie mediante lo simbólico se vuelve atemporal).
Decía Baudelaire que la modernidad era “lo contingente, lo transitorio cuya otra parte es lo eterno e inamovible”. Esa otra parte que evoca lo “eterno e inamovible” es justamente el arte (la poesía de Baudelaire, los cuentos de Poe, el cine) y se opone al esteticismo, algo que por cuyo carácter decorativo no puede más que quedarse en lo transitorio.
Es en este sentido (bueno, no habría otro sentido) que E I me parece mero esteticismo. Porque no tiene un más allá, no tiene otro lado posible. No se nos ofrece como una mitad simbólica sino como un todo completo con fines mediatos. Se cree una cosa en sí, imposible de completar. En mi ayuda vienen también aquellas apreciaciones a favor de la película que hacen hincapié en la idea de que no hay que interpretar, de que se trata de una experiencia sensorial, etc. O sea, esas lecturas positivas de E I sostienen que es un esteticismo, lo mismo que sostengo yo. Pero se equivocan al no tomar de manera crítica ese término (o su significado). Seguramente los objetos esteticistas pueden ser disfrutables para algunos, o aburridos para otros. Pero una discusión estética no puede basarse en ello. Sino moriría en un craso “a mí me aburrió” o “me excitó”, etc. No digo que eso no sea válido o necesario incluso, pero no es suficiente para considerar a algo como arte y menos que menos como obra maestra. A ver, si El exorcista o En la boca del miedo son obras maestras no es porque asustan mucho, sino porque es porque tienen otro alcance, otra trascendencia. Que como representación elijan el camino del terror es otra cuestión; ese es justamente el camino y no el fin en sí mismo; o sea es la parte “contingente y transitoria” cuya otra mitad “eterna e inamovible” juega en el campo de lo teológico y metafísico.
Y nada de esto último hay en I E. Porque lo único que hay es superficie (insisto, lo mismo piensan sus defensores ya que ninguno fue capaz de decir algo diferente, de encontrarle un sustento a la representación de Lynch). Hay alguna concepción de Mal en I E, como en toda la obra lyncheana. Pero claro, ese Mal (que debería escribirlo con minúscula en realidad) se presenta como objetos deformados de impacto sensorial (efímeros) y no como Idea. No hay religiosidad, teología o metafísica en la concepción del mal (ahora la escribo con minúscula) de Lynch: sólo hay superficie que se termina en sí misma.

Escribió Ángel Faretta alguna vez en la revista Fierro al hablar de FF Coppola:
“El arte, como repetimos, es ese plus que nos hace escapar, milagrosamente, de nuestra contingencia, de nuestro fango constitutivo y seguir chapaleando en su pringosa materia que siempre está por hacerse. El barro es lo no hecho, lo informe; cuando tomó forma... aparecimos. El arte es también entonces nuestra penosa, esforzada pero también triunfante y gozosa salida del mundo de los informes –de lo posible, de lo por hacerse- al mundo de la formalización, de lo hecho, deseando “un todavía más”: nos elevamos en dos patas para estar cerca del cielo...”
Lo informe, lo posible, es el “cine” de Lynch, que nos mantiene en nuestro mundo pringoso, justamente porque se cree cosa en sí y no la representación simbólica que nos puede hacer llegar a la otra parte, al “todavía más”.

De más está decir, pero vale la pena aclararlo para los distraídos, que en el cine lo simbólico, lo que nos permite, ver el otro lado de las cosas, etc. es la puesta en escena. Y algo más, esa puesta en escena del cine está abierta para todos...como también decía Faretta en el mismo artículo: “... el cine es ese lugar paradójico de lo secreto que se propone sin embargo para todos”.

Espero que las citas a Baudelaire y Faretta -que tiene un fuerte carácter religioso- sirvan además para quitarme de encima la idea en la que trata de encasillarme Bartleby sobre hacer valer una “una especie de racionalidad”. Aunque es probable que ahora me acuse de cualquier otra cosa por evocar algún tipo de concepción religiosa, porque se sabe que hoy en día eso no está muy bien visto “culturalmente”.

Sobre los otros puntos, hay algunos que se hacen difícil de discutir porque presentan alguna confusión. Por ejemplo, Bartleby mezcla los conceptos de narración (al que por otro lado jamás hice referencia), visión del mundo, causalidad... pone todo en la misma bolsa y lo remata diciendo que me parezco a Guillermo Hernández. En fin, no creo que haya mucho por discutir en este punto.

Sí me interesa lo del supuesto “autoritarismo”. Término que como tantos otros se utiliza con una facilidad alarmante. Parece que es un pecado, perdón, parece que es “incorrecto” intentar una visión de las cosas, tomar partido por una concepción, por una postura... parace que no está bien decidirse por algo. Lo correcto es aceptar cualquier cosa. Es lamentable este estado. Si uno cree tener una concepción, por ejemplo, del cine o del arte, lo primero que le dicen es autoritario. En todo caso, y en lo personal, prefiero que se me confunda con alguien autoritario a caer en el relativismo estético (o sea, moral y político) y creer que todo “vale”. Si todo vale, nada tiene sentido. Si para colmo aceptamos que el cine caiga en el “todo vale”, o sea en el caos, bueno, estaríamos perdiendo ese plus del que hablaba Faretta.

Sin duda es comprensible que ese rechazo a cualquier postura que intente decidir por algo esté ornamentado de un esteticismo vacío (perdón por la redundancia) como el de Inland Empire.

Hay algo más. Una idea muy equivocada de Bartleby. Dice en su comentario: “haciendo uso de todos los recursos de este arte (tanto genérico como esteticista), se aleja del cine, y se acerca cada vez más a la experiencia cinematográfica más primitiva, la de las sensaciones, los sentimientos y los miedos más intensos que pueden llegar a generar las imágenes en movimiento”. Lo equivocado está en considerar que esa fascinación que generan las imágenes (englobo aquí los términos sensaciones, sentimiento y miedos) como único aspecto de la “experiencia cinematográfica más primitiva”. Simétricamente a I E, que sólo tiene una parte (la contingente, la efímera) la mirada de Bartleby dejada de lado la otra mitad, aquella a la que el cine accedió desde su nacimiento, o sea desde Griffith. La fascinación de las imágenes en movimiento es una parte, es el vehículo necesario. No puede ser el todo... sino el arte, en este caso el cine, sería simplemente un objeto más entre los objetos seriados de nuestro mundo cotidiano. El arte en general había llegado a ese punto y Griffith, al crear al cine y al espectador de cine quitándolo de su pasividad, creó un nuevo arte capaz de oponerse a ese estado decadente.

Abrazo.

Anónimo dijo...

Sebaclint: interpreto de tus palabras que tu concepción del arte confunde esteticismo con experimentación. Con ese concepto, propio de toda poética conservadora que simplifica la complejidad y la diversidad del arte, pretendes cargarte a toda la historia del modernismo artístico y de las vanguardias (surrealismo, dadaísmo, cubismo, arte abstracto, etc.), cosa que me parece francamente (o al menos) temeraria de tu parte. Según tu concepción , sólo habría arte con la representación simbólica, cuando el lenguaje artístico tuviera un objeto que estaría ubicado fuera de sí mismo, es decir que el arte nunca podría mirarse al espejo. Duchamp, Picasso, Braquq, Buñuel, Tzara, Breton, etc. nunca existieron, mejor dicho, para Sebaclint no forman parte de la historia del arte. Todos esteticistas. Tal vez tengas razón, pero yo no me animaría a decirlo así nomás.

Me parece que no es lo mismo el esteticismo como búsqueda de lo bello que lo que se llama experimentación formal. Esta última es trabajo con el material que forma parte de un lenguaje, y creo que la historia del arte ha demostrado lo fructífero y rico que es esa forma de ver el arte. El arte no sólo es la búsqueda de lo “eterno y lo inamovible”, sino también la reflexión sobre los procesos que tienden hacia “lo eterno y lo inamovible; o también, y creo que este es el arte más interesante, el arte es la destrucción de esa búsqueda, el cuestionamiento de esa idea moderna del arte como completud que vos mencionás. El problema de tu posición aparece cuando intentás ponerle límites al arte, cuando decís el “ Arte es esto o aquello “, esa cosa de autoritarismo soviético o stalinista que trata de imponer una forma de entender el arte, y negás otras.

Lo que me lleva a tu defensa acerca del autoritarismo que te endilgo. Creo que tus propias palabras te condenan, no hace falta ni responderte:

“parece que no está bien decidirse por algo. Lo correcto es aceptar cualquier cosa. Es lamentable este estado. Si uno cree tener una concepción, por ejemplo, del cine o del arte, lo primero que le dicen es autoritario. En todo caso, y en lo personal, prefiero que se me confunda con alguien autoritario a caer en el relativismo estético (o sea, moral y político) y creer que todo “vale”. Si todo vale, nada tiene sentido. Si para colmo aceptamos que el cine caiga en el “todo vale”, o sea en el caos, bueno, estaríamos perdiendo ese plus del que hablaba Faretta”.

Pensé que ese concepto de “todo vale” sólo lo utilizaba mi tía abuela cuando veía parejas besándose en la plaza del pueblo de mi infancia. No, creo que también lo escuché en la tv cuando habla la derecha argentina. Usar el “todo vale” en una discusión estética no parece una elección feliz.

Para el bien del cine, Inland Empire, como las películas más sugerentes e interesantes de los últimos tiempos, nada tiene que ver con la idea del cine que tratás de imponer, ese cine que se cierra, que se niega a cuestionarse a sí mismo, ese cine que sólo tiene dos mitades como vos decís y que entiende la puesta en escena sólo como un instrumento al servicio de una trama simbólica, ese cine sumiso que sólo tiene sentido en la medida que refiera a algún más allá (metafísico, religioso????), ese cine que sin vida.

Justamente IE hace implotar ese cine, lo absorbe, lo disuelve y lo destruye. Eso sí, con elegancia y belleza. Es como decís vos: una película fascinante. Un abrazo.

Alcácer dijo...

me terminaron provocando, ahí vomité en cinemarama.

Sebastián Nuñez dijo...

jajaja... (me rio del chiste de Cap. midnight)

Bartleby, en tus últimas palabras está lo que más claramente nos diferencia "Justamente IE hace implotar ese cine, lo absorbe, lo disuelve y lo destruye"... Yo pienso lo mismo. Pero yo lo creo un problema. Y vos una virtud.

Por otro lado, creo que agarrarte de que haya usaba la vulgar frase "todo vale" para cuestionar lo que digo, es muy reduccionista. Ni siquiera te detenés en el hecho de que la usé entre comillas. De todas maneras lo entiendo apenas como una chicana.

Finalmente: yo no trato de imponer ninguna idea de cine. El cine la impuso solo.
Y el cine, el arte, jamás fue cerrado... ahora bien, hacer creer que algo que no es vanguardista, moderno, etc. es cerrado es otra cuestión...

PD: Buñuel está de este lado, ojo, no se lo quieran llevar, ja.

Abrazo y gracias por pasar y leer.

Dr. MUJOL dijo...

¡¡¡OTRA VEZ!!!

¡¡PUMARES HA VUELTO!!!

y sólo le ha faltado repetir por enésima vez que a D. Lynch Blue Velvet se la hizo su primo...

Aunque sólo hiciera IE para joder a reaccionarios autoproclamados críticos que sólo prestan atención a las opiniones de otros criticones como ellos, que hablan de la duración como un factor decisivo cuando al primer minuto ya habían formado su opinión podrida de prejuicios, que cuando ven algo hermoso que requiere más esfuerzo de comprensión que un puto chiste de Adam Sandler siempre sacan el "esteticista" de su sombrero de vaquero sifilítico, que hablan de "consenso" respecto a una película que se ha estrenado en tres cines de Europa; aunque sólo sea por el fastidio que le supone merece la pena.

¡Salgan ya del armario y dediquen de una vez sus esfuerzos a poner fotos de tíos guaperas como el de abajo y a hablar de cuántas pajas se hacen con Bourne!

Gracias por fastidiar a los Pumares del mundo, Sr. Lynch.