lunes, diciembre 18, 2006

El plano secuencia de Niños del hombre

Cuando ya estaba por postear una especie de “balance”, cuando mi lista de 10 películas de 2006 ya estaba cerrada (www.fotolog.com/sebaclint), apareció, por suerte, Alfonso Cuarón con una película extraordinaria, a la que no le tenía mucha fe (el trailer me había parecido espantoso) y que confirma, por si hacía falta, que el cine siempre puede sorprendernos. Y qué reconfortante es saber que su potencial es imperecedero.
Me encantaría volver a verla antes de escribir algo. La potencia de las imágenes es tal que temo no ser justo con ellas. Así que no diré mucho. Pero me gustaría destacar el plano secuencia que acontece cerca del final y que es uno de los mejores que recuerde en mucho tiempo, no tanto por la proeza técnica, sino por su importancia en la estructura general del film. Por un lado, es absolutamente simbólico del devenir del personaje de Clive Owen: es un resumen de todo el recorrido que el personaje hace y al mismo tiempo se presenta como la prueba final, como el cierre de su historia: es la confirmación de su inexorable destino heroico. Por otro lado, este plano secuencia es la forma más justa con la que se puede retratar el terror, la locura y el sin sentido de la violencia extrema. Hace poco, al referirme a Munich, decía que era espectacular pero no era un espectáculo. Lo mismo se puede decir de este plano (y de toda la película) cuya capacidad de impacto no responde a un regodeo esteticista y muchísimo menos a un afán manipulador que intenta chantajear al espectador pegándole bajo. La cámara (y me apropio de los pensamientos de Daney) de Cuarón, además, tampoco se indigna ideológicamente con lo que ve, sino que lo hace porque es incapaz de encontrarle explicación a semejante horror. Por último, este plano sirve para ver el manejo de la puesta en escena de su director. Todo el film está construido sobre planos de larga duración. Pero ninguno de ellos alcanza la de este plano decisivo. Lejos de cualquier exhibicionismo, Cuarón piensa cada uno de sus planos en función de una idea, y de alguna manera en este plano secuencia confluyen todos los planos anteriores. Todos los planos, el plano se podría decir. En medio de tanto exceso de guiones ingeniosos, de pornografía técnica y de tanta imagen prefabricada para el consumo y el olvido instantáneos, es reconfortante (una vez más uso esta palabra) encontrarse con un director como Cuarón, para quién el cine sigue siendo el Cine y no un medio más en la larga lista de medios estúpidos y vacíos de un mundo cada vez más cuadrado.
Queda tanto más por decir sobre Niños del hombre. De su planteo político, por ejemplo. O de la banda sonora y la manera en que se usa (la música como la más bella expresión de esperanza en medio de la desolación). Tampoco habría que olvidar la hermosa escena final. Pero, como ya dije, preferiría verla nuevamente. Por ahora abandono acá y me voy a escuchar Mind Games de Lennon. Quién haya visto la película sabe a qué se debe esta elección.

1 comentario:

M. dijo...

Children of men es una excelente película y, a pesar de haberla visto ya dos veces, aún no logro terminar de escribir algo que me conforme (nunca me conformará nada de lo que escriba, claro está)... por ahora postearé mi lista del 2006, la cual la incluye.

Bring on the Lucie es un hermoso tema, Mind Games un excelente disco.